En muchos negocios, la relación comercial se define precisamente dentro de un contrato firmado por ambas partes. Cuando está bien redactado, el documento no solo establece las expectativas mutuas, sino que también protege los intereses de ambas partes. Por eso, en este artículo vamos a analizar los aspectos más importantes que debes tener en cuenta durante la negociación de un contrato comercial con un cliente. El objetivo, por supuesto, es asegurar una relación comercial provechosa.
Cuenta con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho mercantil
Un contrato comercial es un documento jurídico fundamental para la buena marcha de tu negocio. Es vital que compruebes con un experto que todas las cláusulas se ajustan a derecho, y, sobre todo, que tus intereses están protegidos correctamente. Para ello, lo lógico es que cuentes con un bufete especializado. Si tu empresa está en la capital de Cataluña, contactar con abogados de Barcelona es sin duda una etapa previa recomendada a la negociación de cualquier contrato comercial con un cliente.
Define los términos y condiciones
Las relaciones comerciales con un cliente involucran muchos detalles, y es importante que pienses de forma exhaustiva en todos los aspectos clave. La claridad es fundamental. Para definir correctamente los términos y condiciones del acuerdo, necesitarás estipular elementos como los productos o servicios a entregar, los plazos previstos, los precios pactados, las formas de pago, y otros temas como las políticas de garantía. Vamos a ir detallando algunos de esos aspectos en los siguientes párrafos.
Indica las responsabilidades y obligaciones
Todas las partes, es decir en este caso tu empresa y la de tu cliente, deben tener muy claro cuáles son las responsabilidades y obligaciones de cada uno. Es recomendable plasmarlo en el contrato. Así podrás garantizar que todas las personas involucradas comprendan lo que se espera de ellas, cuál es su papel en el acuerdo pactado, y cuáles son las posibles consecuencias de sus acciones.
El precio en la negociación de un contrato
La negociación del precio suele ser uno de los aspectos más importantes de cualquier conversación comercial. Es lógico que la tarifa acordada quede reflejada en el acuerdo firmado. Ten cuidado en especificar correctamente todas las condiciones. El precio por unidad, los posibles descuentos por volumen, las tarifas de transporte, y todo lo relacionado. Comprueba que no existe ningún error, ya que el impacto para la economía de tu empresa será muy significativo si te equivocas en el precio.
Plazos y fechas límite
Comenté antes que era necesario indicar en el contrato plazos y fechas de entrega. Por supuesto, es importante establecer condiciones de tiempo realistas para la entrega de tus productos o servicios. Los plazos deben ser alcanzables. Además, en caso de demoras, deberías incluir disposiciones para gestionarlas adecuadamente. En algunos casos el cliente pedirá que se incluyan compensaciones en caso de no cumplirse los plazos. Especialmente si la buena marcha de su actividad depende mucho de tus entregas.
La forma de pago en la negociación de un contrato comercial
En esta parte se habla sobre todo de los plazos de pago, no tanto del modo de pago usado. Si vas a dar crédito al cliente, asegúrate de especificar qué ocurre en caso de impago en la fecha de vencimiento. Puedes acordar unas penalidades por demora, y también informar al cliente de las medidas que tomarás, como, por ejemplo, dejar de entregarle productos o servicios hasta haber recibido el pago íntegro de la deuda anterior.
Propiedad intelectual
Aunque no es el caso para todas las relaciones comerciales, es importante destacar que, si tu contrato involucra la creación o uso de propiedad intelectual, como derechos de autor, marcas registradas o patentes, deberías asegurarte de establecer quién retiene los derechos, y en qué condiciones se pueden utilizar.
Confidencialidad y no divulgación
Cada vez es más frecuente que la relación con un cliente implique manejar algún grado de información confidencial. Puede que esa información confidencial proceda de tu empresa, de la del cliente, o de ambas. Eso hace imprescindible incluir cláusulas de confidencialidad para proteger los datos sensibles y evitar su divulgación no autorizada.
Cambios y enmiendas
Puede que el contrato responda perfectamente a tus necesidades y a las del cliente en un momento concreto. Pero las cosas suelen evolucionar con el tiempo. Por eso, es buena idea establecer un procedimiento para realizar cambios o enmiendas al contrato. Entre otras cosas, las alteraciones al contrato original requerirán la aprobación de ambas partes, y una documentación clara de cualquier modificación.
Posibilidad de terminación del contrato comercial
Nunca está de más incluir una opción de salida anticipada. No sabes qué puede ocurrir en el futuro, y puede que una enmienda no sea suficiente. Para ello, es recomendable que definas las condiciones bajo las cuales cualquiera de las partes podría dar por terminado el contrato. Esto incluye, por supuesto, unos plazos de notificación y las consecuencias de la terminación.
No quieres que sea muy fácil romper el contrato, sino, carecería de sentido. Pero tiene que existir una puerta de salida en caso necesario.
Resolución de disputas
Por mucho que te hayas esmerado en dibujar el contrato perfecto, siempre existe la posibilidad de desacuerdos entre las partes. Para resolver las disputas, es recomendable incluir una cláusula que defina cómo se solucionarán. Puedes incluir menciones a la mediación, el arbitraje, o incluso la jurisdicción legal competente, según lo que mejor se adapte a las necesidades de ambas partes.
¿Se ha terminado la negociación del contrato comercial?
Si se han cambiado algunos puntos desde la última vez que hiciste que tu abogado revisará el contrato, no te apresures en firmar. Vuelve a pedir el consejo de tu abogado, para asegurarte de que todo esté bien atado antes de vincular tu negocio en el acuerdo.
Mantén una comunicación continua con tu cliente
La negociación de un contrato no es un objetivo en sí. En solo un medio para establecer una relación comercial provechosa para ambas partes, y si puede ser, que dure en el tiempo. Una vez que se hayan acordado y firmado las condiciones, tendrás que seguir con una comunicación continua con tu cliente. Respecto al contrato, tendrás que estar disponible para aclarar dudas, y ajustar los términos en caso necesario.