La fábula del caballo y del palafrenero

fábula palafrenero y caballoHoy vamos a ver una de las fábulas de Esopo más cortas, pero que se puede analizar de múltiples formas. Creo que es una buena manera de ilustrar uno de los errores que más cometen los emprendedores con sus empleados. Veamos entonces la fábula del caballo y el palafrenero, y luego miraremos diversas moralejas.

La fábula del caballo y del palafrenero de Esopo

Erase una vez un palafrenero que robaba y llevaba a vender la cebada de su caballo. Pero, en cambio, se pasaba todo el día limpiándole y peinándole para que luciera lo mejor posible.

Un día, el caballo le dijo: “Si realmente quieres que me vea hermoso, no robes la cebada, que es para mí alimento.”

La moraleja tradicional de esa fábula

Ese cortísimo cuento se interpreta habitualmente como una advertencia sobre algunas personas interesadas, que se aprovechan de los demás engañándolos mediante halagos y atenciones. En realidad, esos gestos de seducción son solo una diversión para sacar provecho de la relación con esas personas. Lo más común es el interés económico, pero pueden ser otras cosas como el poder y la influencia.

¿El palafrenero emprendedor y el caballo empleado?

Como adelanté, a mí esa fábula me recuerda sobre todo uno de los errores más habituales que cometen los empresarios y emprendedores con sus trabajadores. A veces lo hacen con malas intenciones, y en otras, es un comportamiento más inconsciente. Vamos a ver ambas situaciones.

El empresario abusón

Por desgracia, no es casualidad que muchas personas tengan una visión negativa de los empresarios.  La idea del empresario que se aprovecha de sus trabajadores se basa en casos reales. No creo que sean mayoría, ni mucho menos. Pero sería muy inocente decir que no existen o que son muy poco frecuentes.

En ese caso, el palafrenero empresario paga una miseria a sus empleados, y luego intenta hacerse pasar por un empleador modelo. Será capaz de halagar el desempeño de sus trabajadores y de darles algunas ventajas, siempre que no implique ningún coste para él ni que echen menos horas.

Dentro de su discurso, probablemente también les cuente lo afortunado que están de tener la oportunidad de trabajar en esa empresa y en un entorno de trabajo tan bueno. Eso no lo dice la fábula, pero no me cuesta nada imaginarme al palafrenero contándole las maravillas de los establos al caballo.

El emprendedor idealista

Pero no todos los empresarios son cínicos y se intentan aprovechar. Muchos realmente creen que no se pueden permitir pagar más. Es cierto que emprender implica intentar sacar el mayor provecho a unos recursos muy escasos. La decisión de elegir el perfil de los empleados y el salario para cada persona es complicada.

Por eso, y creo que, sin malas intenciones, muchos de esos emprendedores intentan compensar esos sueldos que saben ajustados con otras fuentes de motivación para el empleado. Intentarán ofrecerles formación, mejores horarios de trabajo, y otro tipo de ventajas con escaso impacto económico.

El caballo necesita comer, el trabajador necesita cobrar

Nunca hay que perder de vista que todos trabajamos principalmente porque necesitamos los ingresos. Y, cuando hacemos un esfuerzo, queremos que sea compensado por dinero a la altura de lo que se merece. Un trabajador que cobra demasiado poco en una empresa no se quedará mucho tiempo.

En el caso de nuevas empresas, es lógico que algunos empleados aceptan unos sueldos más ajustados, porque comparten la ilusión por el proyecto y saben que los recursos son escasos. Pero siempre será algo temporal. No van a trabajar por menos de lo que se merecen durante mucho tiempo.

El dinero es una gran motivación. Si pagas a una persona menos de lo que le corresponde, su productividad probablemente baje. Y al revés. Muchas veces, un mejor sueldo es más rentable, precisamente porque el cobrar más ayuda a motivar y aumentar el rendimiento.

El resto de cuidados, como el refuerzo positivo y las otras ventajas que puedas ofrecer a tus empleados, también son importantes. Pero nunca olvides que lo más importante en esa relación laboral es la parte económica.

 

Lo ves, con una fábula muy cortita como esa historia del caballo y el palafrenero, hay mucho que contar y analizar.

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