Se inventan a un socio masculino para que las tomen en serio, y funciona

sexismoUna de las historias más curiosas de las últimas semanas es la de las dos fundadoras de Witchsy (una plataforma de venta de creaciones artísticas), Kate Dwyer y Penelope Gazin, quienes se inventaron a un tercer socio masculino, Keith Mann para que sus contactos profesionales las tomasen más en serio.

Poco caso por parte de los interlocutores

Cuando iban desarrollando su plataforma de venta de creaciones artísticas, las dos fundadoras se encontraron varias veces con interlocutores que no les tomaban en serio, o tardaban muchos días en responderles. Cuando un desarrollador les mandó un correo empezando por “Ok, chicas…” decidieron probar algo e inventarse un socio masculino. Y así nación Keith Mann. El apellido no es una coincidencia.

Los éxitos de Keith Mann

El bueno de Keith, a quien dotaron de una historia personal ficticia (antiguo jugador de fútbol americano en la universidad, marido enamorado), enseguida obtuvo más respuesta y en mejores plazos. Sus contactos incluso le preguntaban si necesitaba alguna ayuda adicional, cuando antes los correos de las dos mujeres apenas recibían atención.

Dicen las fundadoras que solamente usaron el recurso de Keith durante la fase de desarrollo de su plataforma. Una vez que dispusieron de una versión que podían mostrar a terceros, despidieron al socio ficticio y no volvieron a tener necesidad de contar con él.

sexismo silicon valley¿Es sexista el mundo de las startups?

Después del escándalo del correo electrónico interno en Google, y de varios casos adicionales de sexismo en Silicon Valley, esta nueva historia parece mostrar de nuevo como sigue habiendo machismo dentro de los negocios, incluso en la parte más moderna e innovadora, que es la industria tecnológica y las startups. La historia de las fundadoras de Witchsy, que posiblemente también estén usando como una forma de promocionar su marca y salir en los medios de comunicación (no seamos ingenuos), demuestra que aún queda mucho camino que hacer para eliminar prejuicios de género. Sin embargo, hay que tomar esta historia con precaución, y no generalizar.

¿Qué opinas? ¿Esta historia es un caso aislado o es el síntoma de una situación habitual en los negocios? Puedes compartir tu opinión en la sección de comentarios.

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