Ya saben los lectores del blog que me gusta compartir algunas fábulas y cuentos para adultos que puedan ser metáforas interesantes para emprendedores. La mayoría son de autores desconocidos, y a veces muy antiguos, pero también me atreví con alguna historia mía. En este artículo, te voy a contar una fábula de perseverancia, un cuento procedente de China que nos habla de las aventuras de un viejo, su hijo y su caballo.
La historia del viejo y el caballo
Cuenta una antiguo cuento chino que un hombre mayor tenía dos amores: su hijo y sus caballos de pura sangre. La llamaremos la fábula del viejo y del caballo.
Una noche un críado se dejo la puerta del establo abierta y el mejor caballo del hombre se escapó. Era una gran perdida para él, y todos los vecinos de la aldea vinieron a darle consuelo y lamentar su mala suerte. Pero el hombre no estaba afectado y les dijo: “buena suerte o mala suerte, ¿quién sabe?”.
Una semana más tarde el pura sangre volvió acompañado de una yegua y de otros caballos de mucho valor. Los vecinos fueron a visitar al viejo y le felicitaron por su buena suerte. De nuevo, el hombre no mostraba signos de una gran alegría, y repitió: “buena suerte o mala suerte, ¿quién sabe?”. Los vecinos se extrañaban de su comportamiento.
El hombre decidió aprovechar la llegada de los caballos salvajes y se dispuso a adiestrarlos con la ayuda de su hijo. Pero uno de los caballos era muy rebelde y al intentar domarle, su hijo cayó y se fracturó una pierna. Cuando vino el médico aseguró que siempre se quedaría cojo. Los vecinos otra vez se acercaron para darle consuelo al viejo, pero nuevamente repitió: “buena suerte o mala suerte, ¿quién sabe?”. Esta vez los vecinos ya le tomaron por loco.
Pasaron un par de años y estalló una guerra. Los soldados del rey vinieron al pueblo y obligaron a todos los hombres jóvenes válidos a enlistarse para ir a combatir un lejano y peligroso enemigo. El hijo del viejo se salvó por cojo, y los vecinos volvieron a sorprenderse de la suerte del viejo. Pero, ya sabéis lo que dijo el hombre…
¿Por qué contar esta fábula?
Los emprendedores estamos siempre rodeados de noticias (de economía, de política, personales, etc.) Unas aparentemente buenas, otras aparentemente malas. Sin embargo, no podemos quedarnos en la desesperación o la celebración de golpes de suerte. Porque una mala noticia puede ser la fuente de una gran oportunidad y una buena noticia puede esconder una amenaza tremenda.
Tenemos que valorar los eventos por lo que son, no darles más valor porque les percibamos como buenos o malos. Sobre todo, ¿para qué nos vamos a lamentar por eventos que no podíamos controlar? Y de la misma forma, ¿por qué alegrarse por un acontecimiento que no hemos favorecido?
El viejo del cuento no hizo nada especial para que se perdiera el caballo, ni para que volviera, y por supuesto no buscó que se cayera su hijo. Menos aun podía influir sobre las posibilidades de una guerra en el reino. Todos esos eventos son externos a su decisión.
Pero el viejo granjero demostró su perseverancia. Sabía que siempre existen oportunidades y amenazas. Lo importante para el emprendedor, en este caso el viejo granjero, es saber aprovecharse de las primeras y contrarrestar las segundas. Cuando el caballo volvió acompañado, el hombre decidió sacar partido a la oportunidad, y adiestró a los caballos. Más adelante, cuando su hijo cayó, llamó al médico para que lo curara. Cuando recibió malas noticias, no paró a lamentarse. Siguió, sabedor que con el tiempo vendría cosas mejores. Y cuando las cosas salían bien, no paró a celebrar. Siguió, porque sabía que vendrían tiempos peores. Por eso es una fábula de perseverancia, y por eso la quería compartir.
No os preocupéis ni os alegréis por aquello que no controláis. Vuestra meta como emprendedores es construir una estrategia de empresa, pensada racionalmente y adaptable a los cambios imprevistos que siempre suceden.
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Y no es solo lo que nos ocurre, también es lo que nosotros hacemos. Hay que intentar hacer lo correcto aunque no sabemos, o casi, las consecuencias de nuestros actos. No tenemos esa perspectiva histórica. Además, paradojicamente, a veces de lo bueno surge lo malo y de malo surge lo bueno.
Porque es una fabula el caballo viejo
No es el caballo viejo, sino el viejo y el caballo. Y como dice el artículo, la moraleja de este cuento es que uno no se puede ni alegrar y desesperar por eventos que escapan a su control, solo puede hacer lo máximo con las cosas del que dispone.