Una historia muy famosa en Internet es el cuento de la factura del ingeniero. A pesar de que a menudo se cuenta como una historia real poniendo en escena personajes ilustres de la ingeniería como Charles Steinmezt, Nicolas Tesla, Thomas Edison frente a grandes clientes como Ford o General Motors, se trata de una leyenda urbana. Que no sea cierta no le quita interés, y por eso la vamos a contar.
Una factura soprendente
En una gran empresa industrial un enorme generador que valía cientos de miles de euros estaba dando problemas. Los ingenieros de la compañía habían revisado por todos lados y no encontraban el fallo. Entonces el director decidió volver a contactar a un antiguo empleado, un ingeniero muy bueno que en el pasado había solucionado muchos problemas, y que recientemente se había jubilado.
El hombre aceptó, y entro en la sala del generador donde permaneció durante dos horas, escuchando el sonido de la máquina y revisándola con cuidado. Después de este tiempo, salió, pido una llave inglesa, volvió a entrar, apretó una tuerca y solucionó el problema.
El director de la empresa estaba muy agradecido y le preguntó al ingeniero cuanto le debían por el servicio. El jubilado respondió que su trabajo valía 10.000 euros. Evidentemente, al director esta cantidad le pareció abusiva, y por lo tanto le pidió al ingeniero que le presentara una factura detallada del servicio, y así fue:
Apretar una tuerca: 1 €
Saber que tuerca apretar: 9.999 €
El ejecutivo reconoció que sin la experiencia del antiguo empleado, no habrían encontrado la solución, y aceptó pagar la factura.
Enseñanzas
Tu experiencia y tus conocimientos valen dinero
Si eres profesional, no factures teniendo en cuenta únicamente el tiempo dedicado. Más que cuanto tiempo tardas en resolver el problema de tu cliente, es tu saber hacer lo que vale dinero. Has invertido tiempo, esfuerzo y dinero en tu experiencia y conocimientos, y es fundamental que les monetices.
La especialización puede ser muy rentable
Es un ejemplo ficticio, con importes exagerados, pero en la economía real existen servicios muy especializados que pagan muy bien. Por ejemplo un profesional especializado en fiscalidad puede cobrar importes muy consecuentes porque sus conocimientos hacen ahorrar cientos de miles de euros a sus clientes.
Como empresario, busca que nadie sea imprescindible
La otra cara de la moneda de esta historia es el fallo de la empresa. Quizás su error fue dejar que los conocimientos del ingeniero se marcharan con él cuando se jubiló. A menudo tendemos a separar demasiado las tareas en las organizaciones, provocando problemas importantes cuando no está una u otra persona.
Evidentemente, hay grados de importancia. Probablemente las tareas administrativas más comunes puedan ser aprendidas por una nueva persona sin demasiada dificultad, pero piensa en los contactos comerciales de tu mejor vendedor, o en este crack informático que ha diseñado él solito la aplicación en la que se basa tu negocio online. Si no has previsto nada para que compartan sus conocimientos, las consecuencias de una salida de la empresa (o incluso de vacaciones o enfermedades) pueden ser muy graves.
Por eso siempre hay que encontrar un equilibrio entre separación de tareas (para una mayor productividad) y solapar las funciones más críticas (para evitar depender demasiado de una sola persona). No es fácil, pero se puede alcanzar identificando los procesos claves de tu negocio.
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Tags: la factura del ingeniero