¿Se le puede poner límites al capitalismo?

El deseo de dar una mejor vida a sus hijos, o de poder jubilarse sin tener que preocuparse por el dinero son algunos de los motores que impulsan al ser humano a buscar aumentar sus ingresos y su capital. En un entorno propicio, es posible crear una empresa rentable, o acceder a puestos de trabajos muy bien pagados. ¿En qué momento este impulso por mejorar se transforma en codicia? ¿Qué límites hay que poner? Hoy vamos a reflexionar sobre los límites del capitalismo.

Megaempresas y megafortunas

Hace 7 años, publicaba en este mismo blog una comparativa interesante. En dólares constantes, es decir corrigiendo el impacto de la inflación, en 1960 hacían falta sumar la facturación de las 119 primeras empresas americanas para llegar a unas ventas de 1 billón de dólares (1 millón de millones). 50 años más tarde, basta con las 4 primeras para llegar a este volumen de negocio. Y no parece que cambie la tendencia temprano.

Tenemos unas empresas cada vez más gigantescas, y unas fortunas descomunales, que siguen creciendo. En el último ranking de Forbes, Jeff Bezos, fundador de Amazon, acumulaba una fortuna de 100 mil millones de dólares. Imagina una persona con 100.000 dólares de capital (podría ser un caso bastante habitual en España, si se cuenta el valor de las propiedades inmobiliarias). Pues Jeff Bezos es igual de rico que un millón de esas personas.

Para que te quede más claro: para Jeff Bezos comprarse un piso de 200.000 euros es lo mismo que para ti darle una moneda de 20 céntimos a tu hijo para que se compre un caramelo. Es una barbaridad.

Yo creo, que llegado a este punto, habría que ponerse muy duro con las leyes antimonopolios, e impedir que algunas empresas acaben dominando totalmente un mercado. En EEUU lo hicieron con Bell o la Standard Oil hace muchos años, pero ¿quién tendría la voluntad de hacerlo ahora?

Generaciones de ricos

Bill Gates anunció hace algún tiempo que sus hijos no heredarían su fortuna, que pasaría a pertenecer a una fundación. No sé hasta qué punto este anuncio fue real e sincero, pero me parece una buena idea. De hecho, alguna vez leí que alguien atribuía la siguiente cita a Bill Gates: “Daré un millón de dólares a cada uno de mis hijos, lo suficiente para que pueden hacer algo pero no suficiente para que no tengan que hacer nada”.

En mi opinión, es muy entendible que una parte del patrimonio familiar pase a los hijos. Pero debería haber un máximo. No tiene sentido que una persona hereda miles de millones de dólares, ni siquiera cientos de millones, y tengo mis dudas con decenas. Si tu padre o tu madre eran megaricos, entonces ya te has beneficiado de una educación excelente, de una lista de contactos, etc. ¿Y además recibes una fortuna que te permitiría no trabajar? La época feodal ya pasó. La riqueza no debería ser hereditaria.

Paraísos fiscales y montajes financieros

La acumulación de megafortunas podría ser aceptable hasta cierto punto si los muy ricos contribuyesen a la economía en proporción a sus ingresos. Pero, está demostrado que en comparación con sus ingresos, las empresas más grandes y las grandes fortunas pagan mucho menos que la clase media. Simplemente porque encuentran argucias legales (tienen muy buenos abogados especializados en fiscalidad) o ilegales (como los paraísos fiscales).

Con voluntad política, sería muy fácil acabar con los paraísos fiscales. El problema es que no la hay. De momento, demasiadas empresas y personas se benefician del tema. Las empresas, por ejemplo, domicilian sus actividades en sitios donde hay impuestos bajos o directamente no los hay. No es casualidad que las multinacionales americanas están casi todas registradas en Deleware y las europeas en Irlanda, Holanda o Luxemburgo. De hecho, tanto criticar oficialmente a los paraísos fiscales, pero uno de ellos es miembro fundador de la Unión Europea. Vaya hipocresía.

El caso particular del sector financiero

¿Se acuerdan de la crisis financiera del 2008? ¿Se acuerdan del rescate a los bancos en todos los países? ¿Se acuerdan de los grandes discursos sobre controlar los mercados financieros para que no vuelva a pasar? ¿Y qué se ha hecho? Nada. Ahora solamente tendremos que esperar que la próxima crisis no sea tan dañina con la anterior, pero como la tendencia es a crear cada vez más productos financieros complejos e invertir cada vez más dinero, es muy probable que la siguiente sea más fuerte que la anterior.

Internet como entorno natural para monopolios

El auge de las empresas online ha llevado a la creación de monopolios mundiales en pocos años. Empresas como Google, Facebook, Airbnb, Uber o Netflix tienden a ocupar todo el nuevo mercado que han creado. En algunos casos más que en otros. Por ejemplo, Facebook tiene la ventaja de que si ya tienes todos tus amigos allí, no te interesa irte a otra red social. Lo mismo pasa con la mensajería de Whatsapp. Pero incluso para un servicio como Airbnb se crea un casi monopolio: si ellos tienen más alojamientos que los demás, tiendes a solo mirar allí. Además los propietarios de alojamientos prefieren también ponerse en esa plataforma porque así llegan a más gente. Todo se retroalimenta para potenciar el liderazgo.

Un poco de optimismo

El tono del artículo no es muy positivo, porque hasta ahora no se ha avanzado mucho en la dirección de un capitalismo controlado. Personalmente, creo que la iniciativa individual es algo muy bueno para la sociedad, pero que últimamente hemos dejado demasiada libertad a las empresas y a las grandes fortunas, y que hay que tomar medidas para corregir la tendencia.

Creo que si las personas se van dando cuenta del problema, y de que existen soluciones, se puede crear un cambio en la política, para diseñar unas nuevas reglas del juego satisfactorias para todos. Solo por los impuestos que se podrían recaudar debería ser un incentivo para todos los ciudadanos.

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