Seguramente has escuchado más de una vez la frase “no es más limpio quien limpia más sino quien menos ensucia”. Este pensamiento, que no me atrevo a calificar de refrán, tiene mucha verdad, y me ha parecido interesante extrapolarlo al mundo de los negocios, para que te des cuenta de si estás bien organizado o no.
Una aclaración sobre los problemas
La razón de ser una empresa es resolver uno o varios problemas que hasta ahora tenían los clientes potenciales. En la frase, sin embargo, no me refiero a esas necesidades insatisfechas por parte de los consumidores, sino a los problemas del emprendedor, aquellos con los cuales tiene que lidiar cada día, para poder precisamente satisfacer las necesidades de sus clientes potenciales.
No pierdas el tiempo
El emprendedor que está resolviendo muchos problemas muy probablemente está perdiendo el foco procurando responder a una gran variedad de solicitudes, sin valorar cuales son importantes y cuáles no. Actuando así, no solo desperdicia tiempo sino oportunidades, por dedicar su atención a cosas que no merecen la pena.
Construye un buen sistema
Por otro lado, pasarse el tiempo resolviendo problemas puede ser un síntoma de que el sistema está mal organizado. Por ejemplo, si no se ha hecho un reparto de tareas muy claro, se van a producir muchos encontronazos en la organización, o situaciones donde fallará algo sin que nadie se responsabilice. También puede ser que no hayas automatizado lo suficiente las tareas no estratégicas, o que no las hayas externalizado (el efecto es similar).
Moraleja
La próxima vez que te encuentres resolviendo un problema, pregúntate si deberías estar haciendo eso. Encuentra el origen, corrige, y monta una organización centrada en lo importante. Claro que no podrás evitar tener incidentes y tendrás que resolverlos, pero no estarás pasando tu tiempo resolviendo problemas tuyos cuando deberías estar solucionando los de tus clientes.
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