Lecciones de la serie mexicana Club de Cuervos para los negocios

Para los aficionados a Netflix, tengo que recomendar una serie cómica mejicana llamada Club de Cuervos, que fue la primera serie rodada en español por la empresa americana. Aquí en España dudo que sea muy famosa, pero me topé con ella por recomendación de un amigo, y tras ver las dos primeras temporadas, me ha parecido interesante dedicarle un post, relacionándolo con la temática del blog: la gestión de los negocios.

Ficción y realidad

No es la primera vez que hago referencia a trabajos de ficción. Hace ya tiempo que mencioné cuatro películas interesantes para emprendedores, sin contar las referencias a Juego de Tronos o incluso, más friki aún, a Bola de Dragón. Evidentemente, la ficción suele ser una exageración, pero aun así, sirve para caricaturar algunos elementos importantes de la realidad. En el caso de Club de Cuervos, la gestión de un negocio familiar.

Una breve introducción a la serie

Un exitoso industrial, dueño de un club de fútbol de la primera división mejicana, Los Cuervos de Nuevo Toledo, fallece súbitamente, dejando a cargo del negocio a sus dos hijos, que no se soportan, y se dedican a luchar por el poder representado por la presidencia del club. El tono es cómico, con muchas situaciones absurdas y exageradísimas, aunque no le falta cierta seriedad y momentos dramáticos.

Analicemos el equipo promotor

No quiero hacer spoilers, y por lo tanto voy a procurar no entrar en detalles de eventos que ocurren durante la serie, pero sí que voy a tener que describir un poco a los dos principales protagonistas. Así que si piensas que eso puede ser un spoiler también, mejor saltas este párrafo.

  • La hija, Isabel, lleva toda su carrera en el club. Está formada, inteligente, y tiene experiencia, pero tiene dos grandes hándicaps: no es muy hábil socialmente (le falta empatía) y es una mujer en un entorno mayoritariamente de hombres donde impera el machismo
  • El hijo, Salvador, más conocido como Chava, es el típico niño mimado que cree que vale más que los demás, no tiene ninguna experiencia y sin embargo está convencido de que sus ideas atrevidas van a triunfar. Sin embargo, es bastante hábil socialmente, con un talento para la negociación y la manipulación.

Ambos tienen perfiles complementarios, pero prefieren verse como perfiles antagónicos, y en lugar de aliarse, se pasan el tiempo luchando el uno con el otro. Evidentemente, si se llevasen bien todo el tiempo y las cosas les fueran genial, no habría material para una serie de comedia.

¿Una moraleja?

Si hay que sacar una lección empresaria de la serie Club de Cuervos, es que los egos personales no sirven para nada. Un empresario inteligente reconoce sus limitaciones, aprende a mejorar, y se apoya en personas que tienen las habilidades de las que no dispone.

Hace unos días planteaba en este blog la posibilidad de hacerse cargo del negocio familiar como forma de emprender. Una de las cosas que decía era que la nueva dirección debía ser capaz de innovar respecto al negocio dejado por la generación anterior. Pero innovar no significa cambiarlo todo, porque cambiar totalmente a un negocio exitoso puede tener como consecuencia que deje de serlo, un tema que Club de Cuervos aborda repetidamente en su primera temporada.

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