Hacerse cargo del negocio familiar sin quebrar en el intento

Es una realidad que muchas de las pequeñas y medianas empresas en España son negocios familiares. Cuando la persona que lidera el proyecto se jubila, lo habitual es que quiera que otro miembro de la familia (entre hijos, sobrinos y nietos) se encargue de la empresa familiar para que siga prosperando muchos años más. Pero las transiciones no siempre son fáciles. Aquí unas reflexiones para hacerse cargo del negocio familiar con las mejores garantías.

Como elegir a la persona adecuada

Ser familiar de la persona que fundó la empresa (o lo continuó con éxito) puede ser un punto a favor para liderar el negocio por otra generación, pero desde luego no es suficiente. Para maximizar las opciones de supervivencia de la compañía a largo plazo es importante que la persona que vaya a hacerse cargo de la empresa familiar cumpla unos requisitos mínimos.

  • Un sucesor motivado. En demasiados casos, el nuevo líder se pone al frente presionado por un sentimiento de obligación familiar. Muchas veces, el negocio es el fruto de toda una vida de trabajo, y es entendible querer que un familiar tome el relevo, pero si lo hace por presión y sentimiento de culpa en lugar de tener la ilusión de liderar un proyecto, entonces el punto de partida ya es complicado. Otra motivación equivocada y peligrosa es el ego, cuando el candidato a la sucesión se hace cargo de la empresa para demostrar su valía.
  • Una persona competente. Aunque la siguiente generación tenga ganas de liderar la empresa, quizás no tenga un perfil adecuado para ello. Los padres, como es lógico, suelen tener una visión muy subjetiva y benévola sobre sus hijos, y para evitar confiar el negocio a una persona que no está capacitada para llevarlo, lo mejor es pedir la opinión de expertos independientes.
  • Un nuevo líder con visión. Cambiar de liderazgo es cambiar de visión sobre la empresa. Hacerse cargo del negocio para hacer exactamente lo mismo que antes suele llevar a malos resultados, porque las empresas necesitan evolucionar continuamente para prosperar. Con eso no quiero decir que haya que cambiarlo todo radicalmente, simplemente es necesario tener una visión, con ajustes y nuevas estrategias.

Auditoría completa

La persona que se vaya a hacer cargo del negocio debería realizar una auditoría completa del estado de la empresa en el momento del traspaso de poderes. La confianza que existe entre la antigua dirección y la nueva no tiene por qué ser un impedimento parar elaborar un análisis detallado de la situación del negocio, al contrario. En este caso, hay que pensar en lo que ocurriría en caso de vender la empresa a alguien externo al núcleo familiar. Esa persona pediría toda la información, lógicamente. Pues qué menos que hacer lo propio si el relevo proviene de la misma familia.

Impactos fiscales

La forma elegida para la transmisión del negocio puede tener unos impactos fiscales y legales importantes. Hay que considerar los impuestos a pagar, y por supuesto los derechos de otros herederos si los hubiera. Es un tema que no se puede tratar a la ligera, porque el coste fiscal de una transmisión podría ser muy elevado si no se escoge correctamente la formula.

Relación con los otros familiares y herederos

Las participaciones en las empresas tienen conllevan dos conceptos entrelazados: propiedad y poder de decisión. Entre los familiares, habrá quien quiera tener el control de las decisiones sobre el negocio y quien solo quiera cobrar los dividendos que correspondan a su participación en la sociedad. Hacerse cargo del negocio familiar implica clarificar la relación con el resto de familiares sobre el rol y las expectativas de cada uno, para evitar malentendidos y enfrentamientos que podrían llevar a retrasos o malas decisiones de gestión.

Las dificultades más habituales

  • Influencia de la persona que se va. A menudo, a la antigua dirección le cuesta mucho soltar las riendas, y quiere seguir dando órdenes y tomando decisiones. El nuevo líder no tiene más remedio que imponerse y clarificar la situación.
  • Desconfianza de los empleados. Algunas personas han trabajado toda la vida bajo el liderazgo anterior, han ganado respeto y cariño, y ahora ven con recelo a quien viene a cambiar las cosas. Con un poco de tacto, prudencia, pero también firmeza, se supera este obstáculo.
  • Celos de quien ambicionaba liderar la empresa. A veces, una persona, declarada o no, quería hacerse cargo del negocio, o pensaba que la iban a elegir. La frustración de esa persona puede llevar a algunas complicaciones.
  • Organización centrada en una persona. Quizás sea el problema más habitual y más complicado de llevar al principio. Los fundadores de empresa suelen organizarlo todo alrededor suyo. El reto es conseguir identificar las tareas y decisiones que se pueden delegar a personas de confianza y cuales tienen que ser responsabilidad de la nueva dirección.
  • Familiares problemáticos. En muchas empresas familiares la sangre es más importante que las competencias, y entonces puede ocurrir que algunas personas no estén aptas para su puesto de trabajo. Hacerse cargo del negocio también implica lidiar con esa situación delicada.
  • Gestión del crecimiento. Es frecuente que una empresa exitosa este en un momento clave de su evolución cuando se transmite de padres a hijos. Quizás haya llegado el momento de la expansión internacional, o de comprar a competidores, o de hacer entrar a nuevos socios en el negocio para seguir creciendo.

Algunas ventajas de seguir con el negocio familiar

  • Condiciones de venta. Normalmente, un padre que traspasa un negocio a sus hijos lo procura hacer en las mejores condiciones para ellos. Eso significa un precio atractivo y a menudo unos plazos de pago muy cómodos, cuando no se trata directamente de una donación.
  • Si la transición se hace en el momento de la jubilación de la dirección anterior, los nuevos jefes pueden seguir contando con el consejo y la experiencia de la generación anterior. Además, es frecuente que el familiar que se hace cargo de la empresa haya trabajo en ella antes, por lo que suele tener mucha experiencia.
  • Una empresa familiar no es como cualquier empresa. Socios, y a menudo empleados, pertenecen a una misma familia, lo que generalmente facilita una mayor lealtad y un mayor compromiso con el negocio.

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