El cuento de la lechera aplicado a los negocios

cuento de la lecheraSeguramente conoces el mundialmente famoso cuento de la lechera, que si no me equivoco fue redactado primero por Esopo. Esta historia normalmente se cuenta para advertir sobre el peligro de hacer castillos en el aire, pero hoy vamos a ver algunas conclusiones interesantes para cualquier emprendedor.

El cuento original (resumido)

Una lechera iba camino a su casa con un cubo de leche recién ordeñada. Pensó que al llegar a casa podría hacer una mantequilla de buena calidad, que luego llevaría al mercado y vendería para comprar huevos. Con los huevos criaría pollitos durante un tiempo, y vendiéndoles a buen precio, se podría comprar un bonito vestido. Aquel vestido sería la envidia de las chicas del pueblo, y le permitiría captar la atención del hijo del molinero. Pero a ese no se le dejaría tan fácil invitarla a bailar, así que le haría primero no con la cabeza. Al mismo tiempo que pensaba sobre esto, se puso a mover la cabeza en señal de negación y se le cayó el cubo, perdiendo toda la leche. Se quedó sin nada.

La moraleja tradicional

Esta fábula se suele interpretar como una advertencia sobre el peligro de soñar despierto, de imaginar cómo nos cambiaría la vida con solo tomar unas pocas acciones, cuando normalmente la realidad nos impide conseguirlo. Quizás la versión moderna del cuento de la lechera sean aquellas personas que juegan a la lotería.

Las moralejas para los emprendedores

Pero la conclusión tradicional me parece demasiado corta. Este cuento se puede interpretar de forma mucho más constructiva para un emprendedor. He aquí al menos tres sugerencias:

  • Las cosas no son tan sencillas como se imaginan. Algunos emprendedores piensan en sus negocios como la lechera. Voy a dar tal servicio o vender tal producto, a tal precio, venderé tantos al mes, me alquilo un local y después de un rato ganaré mucho dinero. La realidad es, evidentemente, que las cosas son más difíciles de conseguir. Las ventas cuestan mucho, los gastos siempre son más de lo estimado. Por lo que si la lechera no hubiese tirado su leche por descuido, se habría dado cuenta que igual tendría que haber llevado mantequilla varias veces al mercado para conseguir el dinero para los huevos, y de la misma manera, habría tardado meses o años criando los pollos para ganar el dinero para el vestido.
  • Pero las cosas no son imposibles. Para mí, la moraleja que falta en esta historia es que la lechera debería volver a intentarlo el día siguiente y tener más cuidado con el cubo. A todos los emprendedores les ocurren imprevistos, todos cometen errores a un momento u a otro. Pero donde hacen la diferencia es volviéndolo a intentar de forma más inteligente. En otras palabras: perseverando.
  • Finalmente, este cuento debería ser una llamada a actuar. No es malo soñar. Pero soñar sin actuar es vano. Cuando lo piensas, vanidad sobre el vestido aparte, las ideas de la lechera no eran malas. Tenía una estrategia empresarial muy clara, equivocada o no, demasiado optimista o no, pero una estrategia. Solamente hacía falta ponerla en marcha.

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3 comentarios en “El cuento de la lechera aplicado a los negocios”

  1. MARIA CONSUELO FIGUEROA

    Soy docente de emprendimiento, la lechera fue una persona entusiasta, simplemente son los obstáculos que se te pueden presentar en la vida y hay que asumir los retos para salir adelante, y cumplir los objetivos propuestos. Pero su sueño fue de ACTITUD POSITIVA, aunque su primer objetivo fracasara, lo intento una y otra vez o sino mira la historia de Thomas Alba Edison.
    ¡Gracias!

  2. Nunca entendí el cuento de la lechera y siempre pensé que la lechera era una persona con visión de futuro, ambiciosa, que simplemente tuvo mala suerte ese día, que debería volver al día siguiente al mercado o cuando tuviese de nuevo la leche, siendo más cuidadosa para no tirar la leche de nuevo y empezar su fantástico plan. Para mí siempre fué la lechera emprendedora, y estoy segura de que volvió al mercado, con esa mentalidad emprendedora, seguro que volvió!!

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