El descanso en el trabajo: emprendedor, tómate un respiro

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El descanso en el trabajo es algo imprescindible. Supongo que un blog cuya temática principal es la creación de empresa tendrá una buena proporción de lectores emprendedores. Personas que cada día se despiertan pensando en su negocio, en como conseguir nuevos clientes, en solucionar un problema con un proveedor o con un empleado. Personas que no desconectan porque el proyecto nunca estará a salvo, y todavía necesita mil ajustes para funcionar como se desearía.

Me pasa a mí, pero sobre todo le pasa a muchos conocidos míos y según he podido leer en otros blogs de emprendedores (famosos o no) la obsesión por el negocio es algo muy habitual. Claro que es un mal reservado a los creadores de empresa. También muchos asalariados se involucran demasiado con sus trabajos. Pero hay que reconocer que sucede más a menudo con los emprendedores, porque la responsabilidad y las implicaciones directas suelen ser mucho mayores.

El problema es que tanto trabajo, tanto correr detrás del tiempo suele llevar a perder algo de perspectiva. Las decisiones implican acciones, y las acciones conllevan imprevistos. Más de una vez, uno de esos problemas que no habíamos sabido anticipar nos consume mucho tiempo. La energía que empleamos para sortearlo puede revelarse inútil, sencillamente porque el saber que tardaríamos tanto en solucionar el tema nos habría hecho optar por otra opción. Es muy fácil juzgarlo a posteriori o si vemos las cosas con perspectiva. Pero en el furor de la batalla solo podemos concentrarnos en asestar nuestro mejor golpe.

Si fuésemos capaces de hacer un reseteado cada noche, no sería problema. Al día siguiente veríamos las cosas con otro punto de vista y podríamos cambiar de estrategia. Pero el estrés y la preocupación por no alcanzar nuestros objetivos pueden ser verdaderas ojeras que nos ocultan las alternativas. A pesar de trabajar mucho y de forma organizada, puede que estemos perdiendo el tiempo, y todo porque nos falta visión de perspectiva.

¿Por qué hablo hoy de esto? Precisamente porque acabo de tener una de esas “revelaciones” clarificadoras sobre un aspecto concreto de mi negocio. Por motivo que no voy a detallar me encontré comiendo con un antiguo compañero de la universidad en una ciudad que desconocía por completo. Hablar de mi propia experiencia y escuchar la suya (también es emprendedor) me ha hecho plantear unas cosas desde otro punto de vista.

En el camino de regreso, unas ideas que tenía desde hacía tiempo han vuelto a aparecer y se han organizado prácticamente solas en mi mente. Seguro que sabéis a que me refiero. Esos momentos en los cuales todo es tranquilo y claro y una decisión importante se asoma para ser validada. En este momento, todo vuelve a coger perspectiva. Ya no se trata de un punto concreto del negocio, sino de la visión de la empresa. De qué es lo que realmente quieres hacer. Porque no lo dudes: tienes el poder de decidir, por mucho que quieran ponerte collares, eres el lobo de la fábula.

La vida profesional moderna es muy estresante y sobre todo, muy rápida. Cuando se te ocurre una idea de desarrollo y la pones en espera en tu mente porque tienes que atender asuntos urgentes, es posible que pasen semanas o meses antes de que le hagas caso. Peor, puedes olvidarla. No permitas que eso ocurra.

Si te has identificado con la situación de este artículo, que sepas que no estás solo y que hay una solución: cuando te veas atrapado por el estrés del trabajo diario: tómate un respiro y mira las cosas con perspectiva. Cuando eres emprendedor, puede significar darle un nuevo giro a tu proyecto (o confirmar que vas en la buena dirección). Si eres asalariado, te permite reflexionar sobre tu futuro profesional y tomar decisiones. ¿Quién sabe? Quizás te decidas a vencer tu miedo y te apuntes al club de los creadores de empresa.

Guarda este artículo en tu carpeta de favoritos, o apúntate su título en la contraportada de tu agenda. Si no hay una ocasión fortuita para descansar y reflexionar con perspectiva sobre el rumbo que lleva tu vida profesional, oblígate a tomar el tiempo. Sal de tu ambiente. Vete a otra ciudad, encuéntrate con otras personas. Haz otras cosas. Abre tu mundo. Verás como las ideas vuelven a fluir y con otros puntos de vista.

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