Subida del IVA, o cuando el empresario no fija los precios

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La principal medida del Gobierno para ajustar las cuentas públicas consiste en aumentar los impuestos, concretamente el impuesto sobre el valor añadido. En este caso el cambio fiscal es tan brusco que esa subida del IVA equivale a retirar la potestad al empresario se fijar sus precios al público, con un impacto previsiblemente catastrófico sobre las ventas, más en algunos sectores que en otros.

Historia reciente

En septiembre tendrá lugar la segunda subida del IVA en dos años en España. Hace muy poco, hasta junio del 2010, el tipo principal del impuesto sobre el valor añadido era del 16%, el reducido 7% y el superreducido 4%. El 1 de julio de 2010 pasó al 18% y el 8%. Ahora en septiembre pasará al 21% y al 10%, manteniéndose sin cambio el superreducido al 4%.

Cambios de categorías

Al mismo tiempo, muchos productos y servicios, que antes estaban en el tipo reducido pasarán al tipo general, es decir del 8% al 21%, en especial servicios como el cine o la peluquerías. Parece que de momento, la hostelería se salva y mantiene el tipo reducido (ahora 10%), aunque con la inestabilidad fiscal y los numerosos cambios en pocos meses, no se puede asegurar nada a medio plazo.

¿Qué puede hacer el gerente de un cine o de una peluquería?

Pongamos el ejemplo de una peluquería que cobra 20€ por un corte de señoras. Hasta ahora, el precio incluía un 8% de IVA. Es decir que 18,5€ iban al dueño del negocio y 1,5€ al Estado. Ahora con la subida, si se quiere mantener el precio final al cliente, solo 16,5€ irán a parar al bolsillo del empresario, y 3,5€ serán para el Estado. Eso por supuesto sin contar impuestos sobre beneficios o IRPF.

Es decir: si el empresario mantiene sus precios al público, su facturación bajará un 10%. Es una cifra tremenda, y más cuando los costes siguen subiendo (el precio de la luz por ejemplo no parece tener techo).

En el otro extremo, el peluquero puede optar por repercutir la subida de impuestos al cliente, parcial o totalmente. Si lo hace, tendría que cobrar 22,4€ a sus clientas. En un entorno de crisis, es muy difícil predecir que impacto tendrá tal subida. Probablemente muchas señoras visiten con menos frecuencia la peluquería, provocando igualmente una caída de las ventas, cuya amplitud podría ser mayor al 10% antes citado.

Probablemente muchos empresarios decidan optar por repercutir solo parte de la subida. En este caso quizás el precio al consumidor fuese 21€. Pero en cualquier caso, una subida del IVA necesariamente lleva a minorar los beneficios de los negocios a través de una caída de ventas.

Una subida contraproducente

¿Qué hará el empresario cuando vea caer sus ventas y sus resultados? Si vende un 10% menos, es muy probable que reduzca su personal o baje las nóminas. Esto implica más desempleo, más preocupación de las familias por su futuro y por lo tanto menos consumo, en un circulo vicioso.

El consumo bajará, y es muy posible que pese a la subida de 3 puntos en la mayoría de los productos y de 13 puntos en algunas categorías, el IVA que finalmente se recaude sea menor que el actual, o prácticamente igual. Y es que no hace falta irse muy lejos para comprobarlo. Pasó exactamente lo mismo hace dos años.

La economía española está basada en el consumo interno. Cualquier subida de impuestos indiscriminada que afecte esta variable (como subir el IVA o subir las retenciones del IRPF) solo provoca más crisis y menos recaudación. Sabiendo que hay alternativas, es una verdadera insensatez.

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