El éxito es un 99% de fracaso.
Es probablemente su frase más famosa. Hay otra versión, más larga, que dice “el éxito representa el 1% de tu trabajo, que a su vez es el resultado del 99% llamado fracaso”.
En los negocios y en cualquier actividad compleja, no se puede acertar a la primera. Los logros vienen del trabajo y de aprender de los errores.
Un refrán japonés dice literalmente “Iza la vela con tu mano más fuerte”. Eso significa que en la vida tienes que ir tras las oportunidades para las cuales estás mejor equipado.
Para cualquiera que quiera crear una empresa, es una reflexión muy importante. No basta con encontrar una idea de negocio que nos guste y tenga posibilidades. Tiene que ser una actividad donde puedas dar lo mejor de ti mismo. Tu experiencia, tus conocimientos, tus habilidades y tu personalidad deben encajar con tu proyecto.
Si contratas solo a personas que entiendes, la compañía nunca tendrá personas mejores que tú. Recuerda siempre que a menudo encuentras personas brillantes entre las que no te gustan demasiado.
Gran consejo que no es fácil aplicar. Los recursos humanos se deberían llevar de una forma racional en beneficio de la compañía, pero a menudo, por su propia esencia (se trata de personas y personalidades), las emociones complican la elección. En particular, es habitual que una persona tenga miedo a contratar a alguien que le parezca más brillante. Pero es un error: hay que aprovechar los talentos.
Solo tenemos un futuro, y estará hecho de nuestros sueños, si tenemos la valentía de enfrentarnos a las convenciones.
Recuerdo que en el blog citamos una frase muy similar de Walt Disney. Ambas destacan que somos los dueños de nuestro futuro, y que en gran medida, los obstáculos que nos separan de nuestros objetivos dependen de nosotros mismos. Nuestro esfuerzo, nuestra motivación, nuestra perseverancia, nuestra valentía son los motores que nos pueden llevar a conseguirlo todo.
El valor de la vida puede ser medido por las veces en las que tu alma ha estado muy agitada.
Esta frase nos recuerda a Soichiro Honda como un apasionado. Sin duda la emoción de las carreras era para él uno de estos momentos de agitación del alma. Pero lo que viene a decir, es que busquemos lo que nos apasiona y lo disfrutemos. Cada uno tenemos algo distinto que nos pueda “agitar” el alma. Y si no sabes lo que es, búscalo, como decía Steve Jobs.
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