Ideas de negocio contra la obsolescencia programada

ideas de negocio contra la obsolescencia programadaPara los que no estén familiarizados con el concepto de la Obsolescencia Programada, una buena forma de entender el fenómeno y sus consecuencias es ver el reportaje de TVE, “Comprar, tirar, comprar“. Resumiendo la idea, se puede decir que desde hace un siglo, un gran número de empresas fabrican de forma calculada productos que no van a durar, para así poder vender más. De allí el concepto de obsolescencia programada, o planificada, una estrategia que se puede combatir con ideas de negocio interesantes.

Una breve historia de la obsolescencia programada

En los años 1920, los pioneros del concepto fueron los fabricantes de bombillas. Se pusieron de acuerdo para no producir productos que durasen más de 1.000 horas, multando todo aquel que no respetase el objetivo.

Una curiosidad del reportaje es que muestra como en una estación de bomberos de EEUU, sigue funcionando sin parar una bombilla fabricada hace más de 100 años. Otro ejemplo citado, cuando Du Pont inventó el Nylon, las primeras medias eran casi irrompibles, y modificaron el proceso de fabricación para volverlas más frágiles. Hoy en día, sorprende ver lo poco que duran las baterías de los aparatos electrónicos.

Pero no todo es programar un fallo mecánico. El reportaje también muestra como las marcas hacen un esfuerzo continuo para convencer a sus clientes de comprar el último modelo, o de apuntarse a la última moda. De esa manera, le incitan a comprar un nuevo producto cuando todavía no ha acabado de disfrutar el anterior.

Las consecuencias de la obsolescencia programada

Esta dinámica de crecimiento continuo deja de lado dos aspectos fundamentales que hasta hace muy poco no se tomaban en cuenta.

¿Qué hacer con los productos viejos?

Aunque consigan una segunda vida en la reventa, la realidad es que la mayoría de los productos acaban en la basura, provocando un gravísimo problema medio ambiental. Como las empresas están centradas en no parar de crecer, necesitan cada vez más mercado, fabrican más productos, y se generan más residuos.

Los recursos no son ilimitados

Es un hecho: consumimos los recursos del planeta a mayor velocidad que este les puede renovar. Los expertos han calculado que llevamos más de 30 años así, y el ritmo de consumo es cada vez mayor. A pesar de saber que los recursos son limitados seguimos insistiendo en consumir cada vez más. Pero es obvio que, tarde o temprano, (y cada vez parece más temprano que tarde), chocaremos contra el muro de la realidad.

Pero en la práctica, parece muy difícil ir en contra de esta tendencia. En los últimos años la opinión pública ha tomado conciencia del problema del calentamiento global. Sin embargo, pese a la gravedad del asunto, no parece que haya cambiado gran cosa en nuestros patrones de conducta. Seguimos conduciendo coches de gasolina, viajando en avión, y consumiendo mucha carne. Lo de los coches, parece que está cambiando, el resto no tanto.

Ideas de negocio que van en contra de la obsolescencia programada

¿Cómo crear una empresa rentable y no contribuir a esta tendencia consumista autodestructiva? Existen muchas posibilidades, pero el cliente tiene que ver una ventaja clara a esas alternativas.

Crear productos de calidad y duraderos

Esto puede funcionar sobre todo para productos que no estén muy asociados a la moda, y que sean más utilitarios. Se puede fabricar una bombilla que dure 25 años, como el heredero de Philips en el documental. También crear impresoras que aguanten mucho tiempo, gasten poca tinta y funcionen perfectamente con cartuchos reciclados. Son ejemplos inspirados en el documental.

Reparar

Otra forma de emprender en contra de la obsolescencia programada es montar una empresa que repara los productos. En particular, los que últimamente nos hemos acostumbrado a tirar a las primeras de cambio, especialmente los productos electrónicos.

Reciclar

La idea es crear productos que se puedan reciclar al 100%. Por ejemplo, con un servicio de recogida de los antiguos modelos. El cliente tendría un descuento si aporta el antiguo modelo, y ese mismo se reutiliza en el proceso de fabricación de los demás. Se trata de imitar lo que hace la naturaleza, que recicla la materia orgánica.

Aportar un valor añadido de servicios, y no de producto

Partiendo de que los recursos que tenemos son limitados, una solución es hacer productos muy duraderos, como indicamos antes. Sin embargo, a la larga, corres el riesgo de vender muy pocos productos. Porque si llenas el mercado con tu producto, y su ciclo de vida es muy largo, apenas venderás nuevas unidades.

De allí la necesidad de vender más servicios. Estos servicios podrían ser reciclar o reparar el producto (puntos 2 y 3), o cualquier servicio relacionado con el producto que aporte valor añadido. Por ejemplo, en el caso de las bombillas, y dado que el recurso energético también es limitado, la empresa podría ofrecer el servicio de optimizar el consumo eléctrico de sus clientes, con revisiones periódicas.

El servicio, entendido como la aportación de un conocimiento y un saber hacer es un bien totalmente renovable, y en mi opinión, la solución para una sociedad sostenible, siempre que no vaya apoyado sobre un consumo cada vez mayor de tecnología.

Una cita que anunciaba la obsolescencia programada

Para terminar el artículo, quiero compartir contigo una cita muy inspiradora de Antoine de Saint-Exupéry, uno de mis autores favoritos. Escribió ese párrafo en Ciudadela, un libro que dejó inacabado antes de su desaparición.

Prohíbo a los vendedores alabar demasiado sus mercancías. Porque se hacen pronto pedagogos y te enseñan como objetivo lo que por esencia solo es un medio, y engañándote sobre el camino a seguir, pronto te degradan, porque si su música es vulgar, para vendértela te fabrican un alma vulgar. Y, si es bueno que los objetos sean creados para servir a los hombres, sería monstruoso que los hombres fuesen creados para servir de basura para los objetos.”

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