Gestión del riesgo: diversificar las opciones

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Un emprendedor se encuentra cada día con nuevas oportunidades y amenazas. La gestión del riesgo es una disciplina que permite evitar malas sorpresas. Hoy hablaremos de una estrategia importante: diversificar las opciones.

 

 

Las amenazas están por todos lados

 

En un mundo en cambio rápido y continuo, no faltan las amenazas para el emprendedor, pero igual que se puede trabajar para convertir nuestras debilidades en fortalezas, tenemos que ser conscientes que cada riesgo quizás se pueda aprovechar como una oportunidad.

 

Nos podemos enfrentar con cambios legislativos, tecnológicos, problemas de nuestros clientes o proveedores, sin contar que un empleado se puede enfermar, una máquina estropearse, etc.

 

 

La diversificación como modo de protegerse

 

Jugarse todo a una carta puede traer grandes beneficios, pero al mismo tiempo nos arriesgamos a serios problemas si las cosas no salen como esperábamos. Para evitar esta situación los inversores expertos en bolsa siempre diversifican. Pueden apostar fuerte por un valor o una tendencia, pero siempre repartirán su riesgo entre diversas opciones, para no exponerse demasiado.

 

Diversificarse significa menos probabilidad de grandes pérdidas, a cambio de quizás no ganar tanto como podríamos obtener arriesgándolo todo en una sola opción. Pero, puesto que el entorno cambia tanto, a la larga cualquier opción es susceptible de tener problemas, así que sale mejor la diversificación.

 

 

Identifica las situaciones donde has apostado por una sola opción

 

No voy a hablar del riesgo de mercado (las consecuencias que tendrían sobre tu actividad unos cambios importantes en los comportamientos de compra de tus clientes). Considero que es un aspecto aparte, y que en general los emprendedores son atentos a las evoluciones de su sector.

 

Lo que me parece importante es que cualquier empresario se pregunte en que medida está dependiendo de un solo socio (o de unos pocos) para aspectos cruciales de su actividad:

 

– Concentración de clientes

– Dependencia de proveedor

– Especialización de empleados

– Etc.

 

¿Cómo diversificar?

 

 

Riesgo con los clientes

 

Cuando una gran parte de la facturación se concentra en pocos clientes, a menudo los emprendedores no se dan cuenta del peligro. Es una muy buena noticia cuando un cliente nos compra cada vez más y se convierte en nuestro primer socio, pero si empieza a representar un porcentaje demasiado importante de nuestra facturación, vamos a correr varios riesgos.

 

El más grave es que el cliente deje bruscamente de comprarnos (porque cambia de proveedor o porque cierra víctima de la crisis), pero hay muchos más inconvenientes, como una negociación cada vez más ardua sobre nuestros precios y las condiciones de pago (que puede afectar duramente nuestros márgenes y nuestra tesorería), o incluso que sus exigencias nos obliguen a atenderle en prioridad respecto a otros clientes, dañando nuestra relación con ellos. Eso sin contar el impagado que tendríamos que asumir si quiebra el cliente.

 

En estos casos, es muy importante establecer una estrategia de diversificación. No es fácil, precisamente porque los grandes clientes nos absorben tiempo y recursos, pero a la larga es nuestro seguro de vida. Es necesario buscar otros clientes o incluso lanzar otros servicios.

 

 

Riesgo con el proveedor

 

Si para mi actividad compro un producto estratégico a un único proveedor, por un lado puedo conseguir muy buenos precios, pero por el otro me arriesgo a una lista de inconvenientes importantes. Una quiebra del proveedor me puede dejar sin producto. Un problema en su proceso de fabricación o en su logística, también me puede afectar seriamente.

 

Por ello, una buena estrategia es buscar a un segundo proveedor, que sea capaz de cubrir las necesidades de mi negocio en caso de que el otro fallase. Con este segundo proveedor se puede trabajar comprando pequeñas cantidades, u otros productos menos estratégicos, para mantener una relación comercial habitual que nos permitirá contar con mayor atención de este socio en caso de necesitar su ayuda.

 

 

Riesgo con los empleados

 

En las pequeñas empresas por definición trabajan pocas personas, lo que significa que el conocimiento de las tareas se suele concentrar en pocos individuos. Esto implica muchos riesgos, dado que las personas se pueden enfermar, o decidir dejar de trabajar en esta empresa.

 

Dentro de las limitaciones de una pequeña estructura, es fundamental velar a que las funciones más estratégicas sean conocidas por varias personas. Es impensable que no podamos vender a un cliente porque la persona que sabe abrir un pedido se ha cogido el día libre, o que no sepamos decirle a un cliente el estado de su cuenta porque el contable está de baja.

 

Está claro que no podemos conseguir que todos sepan hacer todo (además algunos asuntos pueden ser confidenciales), pero hay que intentar luchar contra una especialización excesiva de la tareas.

 

 

Riesgo de fraude

 

Una variante del riesgo asociado a los empleados es la posibilidad de un fraude. A menudo pensamos que en una estructura pequeña una persona no se atrevería a apropiarse indebidamente de los activos de la empresa porque sería inmediatamente descubierta. Eso es olvidar que las motivaciones para robar no siempre son muy racionales. En caso de problemas personales un individuo puede tomar decisiones muy estúpidas para solucionar una situación desesperada.

 

De poco nos servirá descubrir a posteriori el fraude, sobre todo si el dinero no se puede recuperar y tenemos que iniciar un proceso judicial. Para anticipar los problemas, de nuevo la solución es diversificar el riesgo mediante la separación de tareas. En los procesos sensibles al fraude, si intervienen varias personas esto dificulta mucho las actuaciones indebidas, ya que es más difícil que dos o más personas se asocien en un robo.

 

 

 

Estos son solo unos ejemplos. Si analizas tu negocio, seguro que puedes descubrir otros aspectos que dependen de un solo actor y que podrían suponer un problema por esta dependencia. Piénsalo y es muy posible que encuentres una forma de diversificar las opciones para minimizar el riesgo.

 

Pero recuerda: emprender es arriesgar. No podrás nunca llegar al riesgo cero. Céntrate en organizar tu empresa para evitar los principales peligros, y luego dedícate a tu negocio, repasando de vez en cuando los riesgos.

 

 

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Tags: gestion del riesgo, diversificacion

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