Credit crunch: cada vez menos nuevos créditos a empresas

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Se habla mucho de la falta de nuevos créditos para las empresas. Para tener una idea de la magnitud del problema he recogido unos datos publicados por el Banco de España, y que creo ilustran muy bien lo que ha sucedido en España desde el inicio de la crisis, en particular el fenómeno del “credit crunch” (en castellano: contracción del crédito).

Datos estadísticos del BdE

La información que sirvió de base a estos gráficos corresponde a dos series históricas publicadas mensualmente por el Banco de España, aunque para simplificar el gráfico muestro datos trimestrales. Por un lado, en verde están los nuevos créditos concedidos a las empresas por más de un millón de euros, que simplificando podríamos llamar créditos a grandes empresas. Por el otro están los nuevos créditos concedidos a las empresas por valor de menos de un millón de euros, en rojo, y que serían los de las PYMES.

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PYMES: la caída interminable

Los datos proporcionados por la estadística solo empiezan en 2003, pero podemos apreciar como los nuevos créditos para las pequeñas empresas no aumentaron de forma tan impresionante como podríamos haber imaginado. Entre el primer trimestre de 2003 y el último trimestre de 2007 (fecha de máximo), aumentaron un 29%, algo notable pero mucho más controlado que el incremento de 80% entre 2003 y 2006 en créditos a grandes empresas, o por supuesto la salvajada de incremento en hipotecas (+110% de nuevos créditos a particulares entre el primer trimestre 2003 y el tercer trimestre 2006).

A partir de finales de 2007, la caída es progresiva pero imparable. Entre el último trimestre de 2007 (102.390 millones de euros de nuevos créditos concedidos) y el primer trimestre de este año (38.425 millones), la bajada ha sido un 62%, y no parece haber acabado.

Grandes empresas: huida hacia adelante y capitulación

En el caso de los créditos nuevos superiores a un millón de euros, podemos apreciar en el gráfico el fenómeno de refinanciación por parte de la banca a los grandes promotores y otras empresas en dificultad. Entre mediados de 2006 y finales de 2009, los bancos no aceptan la situación y vuelven a acordar créditos, esperando a ver si la economía se recupera y se vende el stock de pisos. Es una huida hacia adelante sin sentido.

Finalmente empiezan a restringir el crédito también a grandes empresas, y desde máximos, los nuevos créditos se han reducido un 53%.

El crédito: una herramienta esencial pero a usar con cabeza

En mi opinión, el crédito solo se debería facilitar para procesos de inversión y creación de valor añadido. Es decir en general a las empresas (para invertir en herramientas y procesos que generen riqueza a medio plazo), y en algunos casos concretos a las familias (por ejemplo para pagar unos estudios que permitan optar a un trabajo mejor remunerado).

El problema es que en España (y en la mayoría de los países occidentales), una gran parte del crédito se ha usado para anticipar el consumo, no para crear riqueza. Y cuando se usa de esta forma, entonces llega un momento en el que el consumo del mañana queda totalmente anticipado, y la economía conoce una grave crisis (porque la capacidad para endeudarse es limitada).

Sin crédito para particulares, es muy difícil que pueda haber una burbuja inmobiliaria, y si la hubiera, sus consecuencias se traducirían por una simple pérdida de capital para los propietarios, cuando hoy en día el drama es precisamente el desajuste entre el valor de mercado y la deuda pendiente.

Por eso, nuestros políticos deberían borrar de su vocabulario la coletilla “y las familias” cuando hablan de sus deseos que vuelva a fluir el crédito para las empresas. Deberían reflexionar sobre el motivo real de la crisis: una economía basada en anticipar el consumo recurriendo a la deuda, y dejar de promocionar y favorecer fiscalmente cualquier tipo de crédito a particulares que no genere valor añadido (es decir todos menos los que sirvan a pagar estudios). Todo eso para permitir que el crédito sirva a financiar proyectos empresariales con valor añadido, que son los que crean riqueza y empleo.

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