La ley de la oferta y la demanda ilustrada por el restaurante hindú de mi barrio

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Pasear por una calle cerca de donde vivo me ha permitido ser el testigo en primera persona del funcionamiento práctico de la ley de la oferta y la demanda. Esa es la historia real del restaurante hindú de mi barrio. Ha sido muy visual y me ha parecido interesante comentarlo en el blog.

 

 

Otro bar que cierra

 

Si no recuerdo mal, hace un par de años en este local de barrio residencial de clase media había uno de los numerosos bares que conocemos en España. No recuerdo muy bien cuando cerró, pero recuerdo que la persiana estuvo bajada durante muchos meses, como por desgracia ocurre con muchos locales comerciales de este país. Es la primera lección de la ley de la oferta y la demanda: si hay un exceso de oferta, todas las empresas no pueden coexistir, y algunas cierran, provocando un ajuste a la baja de la capacidad instalada.

 

 

Abre el restaurante hindú

 

Un día, paseando por esa calle pude ver que estaban pintando el local, y a los pocos días, me sorprendió enterarme de que se había establecido un restaurante hindú (algo bastante exótico para el barrio). Dejaron muy bonito el lugar, e instalaron unos carteles bien visibles.

 

Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue la pizarra en el exterior, con un menú a 17,90€. En este momento, pensé que no iban a tener mucho éxito. Si además de proponer un tipo de comida no muy habitual por la zona el precio del restaurante era alto para un barrio de clase media, el fracaso parecía asegurado.

 

 

Siempre vacío

 

En las semanas siguientes, tuve la oportunidad de pasar varias veces por delante del restaurante, y no me sorprendí nada al comprobar una y otra vez que no entraba nadie. En algún momento, lo confieso, me pasó por la cabeza la idea de que pudiera ser un sitio de blanqueo de dinero (acusación gratuita y probablemente producto de los prejuicios culturales hacia ciertos colectivos extranjeros).

 

 

El propietario toma medidas

 

Al poco tiempo, mis prejuicios desaparecieron lógicamente al comprobar que por supuesto en ningún momento el propietario del negocio quería tener un restaurante vacío. El hombre empezó entonces a aplicar la ley de la oferta y la demanda. Como no tenía clientes, optó por rebajar sus precios.

 

Recuerdo haber visto en la pizarra exterior el menú a 15,90€ y haber pensado “todavía estás lejos de la cuenta”. Pasaron las semanas y cuando de nuevo coincidí a la hora de la cena, el menú se promocionaba a 12,90€ y pensé “ahora nos estamos acercando al precio justo, aunque me sigue pareciendo demasiado caro”. Hace unos días vi nuevamente la pizarra que marcaba un precio de 9,99€.

 

En este momento, pensé que detrás de la pizarra había un hombre con ganas de que funcione su negocio, y a pesar de no ser particularmente fan de la comida hindú, me han entrado ganas de ir alguna vez a probar. Adelanto que de momento no lo he hecho.

 

 

La ley de la oferta y la demanda, esa gran desconocida

 

Lo más curioso de esta historia, es que me ha llamado la atención ver a alguien aplicar de forma tan evidente y radical la ley de la oferta y la demanda. Reconozcámoslo, en España no es un principio que nos guste tanto, especialmente en el sector inmobiliario. ¿Cuántas personas no han vendido su casa hace cuatro años porque el comprador pedía un 10% menos de lo que pensaban que valía su piso? ¿Cuántas de esas mismas personas todavía tienen su piso en venta, lo han bajado un 30% y hoy a pesar de la tendencia bajista no aceptarían un 10% menos que lo que piden?

 

Evidentemente, los profesionales y las empresas son más conscientes que los particulares de la necesidad de adecuar el precio hasta coincidir con la demanda, pero también se ven muchos intentos de compensar bajadas de ventas en volumen por subidas de precios. Es algo legítimo en una estrategia de mayor valor añadido y de casi lujo, pero si es para vender lo mismo más caro esa política está condenada al fracaso.

 

Pero no es tan sorprendente que la ley del oferta y la demanda sea tantas veces ignorada, si nuestro propio Gobierno hace lo mismo, subiendo aquellos impuestos que más impacto tienen sobre el poder adquisitivo: el IVA y el IRPF. Podríamos decir que esos dos impuestos son las dos líneas de productos más estratégicas para los ingresos del Estado. Al subirlos, cae la demanda (el consumo), y finalmente la recaudación tributaria acaba siendo menor a la anterior, pese al aumento de tasas.

 

 

¿Se llenará el restaurante del barrio?

 

Hasta ahora no he visto que haya mucho más gente acudiendo a este restaurante. Por desgracia, tener precios adecuados al mercado no es lo único necesario. La ubicación es fundamental, y tengo que reconocer que en este caso no es muy buena. También cuenta la publicidad (especialmente para paliar la falta de visibilidad) y si no recuerdo mal, no he visto nunca un folleto para este restaurante en mi buzón.

 

En los próximos meses seguiré pendiente de este negocio, y actualizaré el artículo.

 

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Tags: ley de la oferta y la demanda

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